A la conjura del mal tiempo

Fotos y tablesetting: helenstables.blogspot.com

Será por vano optimismo, dado que la mañana del Jueves Santo ¡vi salir el sol y se estaba de maravilla fuera en el jardín! Será porque, aunque ya estemos en fechas de calendario, tengo mono de primavera, pero de la real. O será simplemente porque quise conjurar el mal tiempo... Pero cuando vi cómo están los narcisos y los jacintos en el jardín y que este año casi no estoy disfrutándolos pues ni salgo… Cogí las tijeras y corté unas pocas flores para casa. Y casi que ha sido su rescate y tendré que cortar algunas más, porque con tanta lluvia se están estropeando.                               

Los colores del centro de jacintos y narcisos me alegraron el ánimo para poner esta  sencilla mesa primaveral:   

  –Amarillo como el sol de aquella mañana fue el mantel elegido para la ocasión y  dispuse unos caminos negros para entonar con el tiesto del centro de mesa. 

        –Para seguir con el juego de colores, en la vajilla usé platos blancos, encima uno negro de aperitivo, servilletas de papel con motivo de flores de los mismos tonos que las flores y como paneras unos platitos de café en amarillo. La cristalería la puse transparente.

 

Bandejita, bandejita

Con unas hojas de narcisos en una esquina y una velita

adorné una bandeja de aperitivo de color amarillo del mismo tono como el mantel.

                                      

Al otro lado del centro, coloqué una bandeja negra para las servilletas.

Desayuno papal

Como el Gobierno, en casa también trasladamos esta vez a ayer el Día del Padre. De esta manera, mientras el padre de las criaturas dormía ignorante de lo que acontecía en la cocina, yo tenía margen de tiempo para preparar un desayuno en condiciones. Y como veía que el sueño iba dilatándose y la casa aún seguía en silencio, me dispuse a poner la mesa de desayuno ¡de celebración! A pesar de correr el peligro de ser pillada in fraganti, la decoración mañanera lo merecía, porque iba destinada a felicitar a un padre que, además, se llama José Luis: ¡doble festejo!

Normalmente de mañanas tomamos café, pero como le encanta el té, opté por él para este día. Así que todo en la mesa giraba alrededor de la tetera. Es una gris con topitos, de Maisons du Monde, que me regalaron con todo el juego de tazas el Día de la Madre pasado.
     –Junto a la tetera dispuse un pequeño candelabro blanco de metal para adornar y una lecherita en forma de tetrabrik, además de una cesta para el pan.      
–Opté por colocar un mantel blanco para que destacara mejor el juego de té y las servilletas en color malva, a tono de uno de los topos de la vajilla. 
 

Dulce fuente
Para las mermeladas, mantequilla y miel usé un plato llano del juego y que utilizo como si fuera una fuente redonda.
La adorné con una lechera de plata con rosas secas.

   

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De improviso

Mañana es el cumpleaños de mi hija pequeña y, sin previo aviso, después de comer me dijo: “Mamá, acuérdate de que esta noche vienen mis amigas a cenar. Aunque cenaremos en la cocina, me gustaría que este año la mesa estuviera bonita. ¿Me la pones tú?”.
–“Claro”, contesté. “¡Cómo no voy a hacerlo!”
El único problema era que todavía me quedaba salir a comprar el regalo que tenía reservado y ¡encima me había encargado que le hiciera la compra de la cena que quería preparar! En fin, que tenía el tiempo cronometrado.

¡Tuve 20 minutos desde el momento en que extendí el mantel hasta que comenzaron a aparecer las amigas! Menos mal que previamente me había pensado un poco la decoración, porque ya me había adelantado que le gustaría que fuera en tonos lilas.
–Así, rápidamente pillé un centro de hortensias secas que tengo en una cómoda y conservan el tono y coloqué bajoplatos malvas sobre un mantel blanco.

­­–Dispuse también unos platos de aperitivo con topitos, así como unas servilletas y unos vasos de cóctel que todo en su conjunto entonasen con el malva... y ¡voilà!

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Bodegón estacional

Cuando el jardín está dormido, en reposo, como inerte mientras atraviesa su temporada invernal, yo tengo que olvidarme de él en cierta medida. Sobre todo en los días más gélidos en los que todo amanece escarchado. Y entonces para alegrar las mesas mi radar se  limita a localizar “dentro” lo que no hallo “fuera”: rebusca por la casa objetos y elementos con los que puedo componer un bodegón, que a su vez sea susceptible de convertirse en un centro de mesa.

Por eso, brezo seco y piñas, que siempre tengo por casa, fueron el punto de partida en esta mesa del sábado.

A partir de ahí fue surgiendo el setting que no resultó ser simétrico en esta ocasión. A la izquierda de la mesa, coloqué el brezo en una esquina de una bandeja gris y en frente piñas de dos colores.

En la parte derecha dispuse un velón, una tetera y un tartero. Distintos objetos que en principio no pegan nada. Pero creo que el conjunto quedó bastante armónico, quizá por los colores de la plata con el negro del mantel y el granate del brezo.

-Sobre el sobrio mantel negro, coloqué mi vajilla de toda la vida de Laura Ashley en azules con fondo beige y cristalería transparente. Las servilletas granates para entonar con el brezo.

 

         Desbordamientos
En la bandeja se me han salido las piñas que la decoran hasta el mantel y en el caso de la tetera he desperdigado unas pequeñas florecillas del brezo por debajo.

    

Para darle un toque de originalidad a las paneras uso en ocasiones unos portavelas transparentes que compré hace tiempo en Ikea y debajo coloco distintos motivos.
En este caso he dispuesto un simple pétalo de rosa seco que destaca bastante sobre el mantel tan oscuro.

                                

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